Gilsanz, un futuro incierto

Gilsanz

Opción inesperada

El Dépor comenzaba su andadura en el fútbol profesional con Imanol Idiakez, artífice del ascenso el pasado curso. El donostiarra estuvo al frente del equipo 12 jornadas, de las cuales cosechó 2 victorias, 4 empates y 6 derrotas, dejando al club en la posición 20º. La imagen del equipo no era mala, el juego era vistoso y se creaban numerosas ocasiones del gol pero los números no salían, el equipo estaba en puestos de descenso, con esta situación desde la dirección deportiva se optó por buscarle un sustituto, quizás decisión algo apresurada pero que hoy día se considera por todo el deportivismo como acertada. 

Fernando Soriano se puso manos a la obra, esto es sinónimo de miedos y sudores fríos en el seno blanquiazul, nombres como Davo, Alcaina o Pablo Valcarce venían a la mente de todos. El actual director deportivo, artífice del "corte y confección" de la plantilla llevaba en aquel momento a sus espaldas unos mercados de fichajes lejos de ser positivos, con más sombras que luces. Cuando los nombres salen a la luz nada hacía presagiar que se optaría por alguien de la "casa", nombres como Oltra, Paco Jémez o Ramis,  salían en los medios hasta que, llegó la broma pesada del año, un tal Bruno Saltor, entrenador con un paupérrimo bagaje en el fútbol entra en escena y llega a A Coruña para estampar su firma, ya que era la elección de Fernando Soriano. La presión social, el buen hacer de Escotet, llámalo X, hizo que la razón llegara a la plaza Pontevedra, se descartaran todos los nombres anteriores y, por fin en años, eligen la opción más lógica,  a Óscar Gilsanz.

Pegamento del Club

Óscar Gilsanz, originario de Betanzos, fue la opción para tomar el mando de la nave blanquiazul tras 12 jornadas con resultados poco favorables. La experiencia de este técnico no era dilatada, Laracha, Betanzos, Racing Villabés, Juvenil A del Dépor y Fabril, pero si que tenía algo que los demás entrenadores que optaban al puesto no tenían, la combinación de ser un gran conocedor del club y de sus jugadores, muchos de los canteranos que hoy día deslumbran a Riazor y a toda la liga hypermotion pasaron años atrás por sus manos. 

Esta elección fue la más sensata por aquel momento, el objetivo era claro, salvar al equipo, lograr la permanencia y establecerse en el fútbol profesional tras años jugando en primera federación. Gilsanz es un perfil de entrenador el cual, en este mundillo, se le denomina "hombre de club", una persona que nunca dirá nada negativo de los de arriba, ni del presidente, ni de la dirección deportiva, ni de su equipo, que hace la función de "pegamento" uniendo todos los estamentos blanquiazules incluido, el de la afición, la cual estaba hambrienta de estabilidad tras años convulsos de cambios de entrenadores a la velocidad de la luz. 

Los números de Gilsanz

Tras 25 jornadas en 2ª división el betanceiro logró un total de 10 victorias, 10 empates y 5 derrotas, logrando 40 puntos de 75 posibles. Los números son tan buenos que si miramos la clasificación tras esos partidos el Dépor estaría 7º, empatado a puntos con un Granada 6º en playoffs y a 5 puntos del ascenso directo, quedando en juego todavía 12 puntos. 

Según los datos, la labor al frente del primer equipo es encomiable, al nivel de los mejores de la categoría y es lo que pone a Gilsanz con muchas papeletas para renovar su actual contrato que se acaba al final de la presente campaña. 

Si ponemos la lupa y analizamos un poco más los partidos, el cómo se ganan y cómo se pierden dejan dudas de si la opción Gilsanz es la adecuada para seguir.  Partiendo de la base de que esta plantilla tiene unas carencias visibles en cada partido y un fondo de armario inexistente creo, a mi modo de ver, que este equipo sí daba para un poco más porque aunque nosotros veamos nuestras carencias el resto de equipos también tienen las suyas pero nuestras virtudes igual no están tan bien explotadas o, los demás explotan mejor las suyas. 

Me explico, a estas alturas se me vienen a la cabeza partidos como el del Cartagena (ya descendido), Tenerife, Málaga, Eldense o Castellón en esta segunda vuelta, partidos donde a priori éramos claros favoritos, en donde había que ir a por el partido desde el minuto uno, la ambición no fue de equipo grande ni de equipo con objetivos grandes. Con otros planteamientos, actitudes, ambición, saber aguantar el resultado, etc la situación del equipo a día de hoy igual era otra, igual estaríamos peleando por playoffs. 

Gilsanz nos ha dado una de cal y otra de arena, construyó un equipo para disminuir las fortalezas de los rivales, para aguantar los golpes, para ser solventes y serios en todos los partidos pero que se quedó corto de hambre.  Del mismo modo que la temporada pasada la afición blanquiazul decía que se ascendió a pesar de Idiakez, que gracias a los niños Mella, Yeremay y al capitán Lucas se consigue el objetivo, este año tampoco podemos olvidar la calidad que sigue teniendo esta plantilla. Hemos visto crecer a Yeremay hasta cotas altísimas, elevando su cláusula a más 30 millones, a ser pretendido por grandes clubes de Europa, vimos la evolución de David Mella, la aportación de calidad de Mario Soriano uno de los mejores MCO de la categoría, la evolución de Barcia y la recuperación del nivel de otros como Villares o Jose Ángel los cuales no empezaron de la mejor forma, el nivel de Ximo Navarro o las grandes actuaciones de Helton Leite. Pocos jugadores hay en el resto de equipos que superen estos nombres, por tanto no se gana solo gracias a Gilsanz como tampoco se ascendió sólo gracias a la plantilla.